domingo, 23 de octubre de 2016

El catastrófico año de 1708.

Tenemos constancia a través de las fuentes locales de huracanes, nevadas, terremotos y catástrofes varias, pero de ninguna de ellas poseemos relatos de primera mano como el que nos ofrece uno de los libros de bautismo de la parroquia de mano de Fray Bartolomé de Santa María, al que hemos aludido en numerosas ocasiones. No es el único testimonio al respecto, tanto a nivel general, como local, y aprovecho una petición que se me ha hecho para rescatarlo en esta entrada.
 
Paisaje inundado
“Anno de 1.708.

En el nombre del Pa(dre) e del Fijo e del Espíritu Santo que son tres personas distintas y un sólo Dios verdadero, (y de la Virgen María), mi Madre, y de mi Padre San Jerónimo. Doy noticia eneste libro de bautismo a los siglos venideros de las afliciones y cosas memorables que los hijos de Adán an experimentado enestos miserables tiempos, y principalmente nuestra España, a quién justisimamente castiga la Magestad Divina por los muchos pecados que contra un Dios tan bueno cometemos. Para que nuestros sucesores escarmienten en nuestras cabezas, i viban ajustadamente  pidiendo a Dios perdón de sus culpas y pecados, tomando por medio a su santísima Madre, por medio de su Santísimo Rosario, pues por esta santísima devoción y interçesión de tal señora, no está ia el mundo acabado y España llena de Herejes; porq(ué) lo dixeron los demonios por voca de un endemoniado. Prosigo las calamidades deste presente anno de mil setecientos y ocho que es como se siguen:
Fay Bartolomé de Santa María, cura de esta iglesia del sennor san Vicente Mártir, deste lugar de Lucena del Puerto, monge profeso de Nuestra Sennora de la Luz del Horden de San Gerónimo, predicador y notario apostólico, hago saber a los futuros siglos que reinando en las Iglesia nuestro muy Santo Padre Clemente Duodécimo. En el Imperio Joseph Ignacio de Austria, en España el constante y Católico rey Fhelipo Quinto. En Francia el Christianísimo rey Luis Quarto Décimo. Arçobispo de Toledo, Primado de las Españas, el eminentísimo Don Luis Portocarrero y en Sevilla el Excelentísimo sennor don Manuel de Arias. Duque de Medina Sidonia en excelentísimo sennor don Juan Pérez de Guzmán El Bueno y muchas veces bueno caballeriso maior de Su Magestad. Estando toda Europa y Chistiandad metida en sangrientas guerras i procurando los herejes faborecidos de su Reina Ana, Reina de Inglaterra, suberter la Católica Religión, a quien en tan miserables tiempos faborece la Divina Magestad visiblemente, sin dexar por eso de castigarnos. Verificándose en tan soberana Magestad, lo del Padre y (Espíritu Santo) a sido servido de afligirnos eneste precente anno, demás de las guerras referidas, con tanta abundancia de aguas quales en el párrafo siguiente declara mi pluma.
Desde el segundo día de Pascua de Navidad del anno de 1.707 comensó a toldarse el cielo con nubes negras. Comenzaron las lluvias con tanta abundancia que fueron pocas las horas que los sublunares y habitadores de la tierra gosaron del Sol, padre de los vivientes, i cuentoló por horas porque los días fueron tan tristes y lluviosos que las gentes andaban espaboridas i los pobres tan sin remedio que desfallesían de hambre.
Aviendo salido de madre el río Tinto nueve vezes, con tanta abundancia que llegaron las aguas en la vega hasta donde los hombres de ochenta annos no avían visto llegar,  (las aguas Cre)cían tan alta(s) (que) llegaron a rebosar los poços, y en muchas casas se hicieron fuertes, dándole a las aguas egreso a las calles i saliendo de ellas como arroyos, con mucha pérdida de casas del dicho lugar.
En lo restante de las Andalucías sucedió lo mismo, i con más pérdidas, así de huracanes como inundaciones de ríos. En la ciudad de Sevilla llegó el rio Guadalquivir hasta adonde hasta este anno nunca avi(a) llegado, y fué tal la inundación de sus aguas que se embarcaban en la cuesta de Castillexa, y en el lugar del Algaba murieron muchas personas ahogadas.
La destrucción de arboledas y olivares a causa de los muchos aires fue(ron) muchas, i las pérdidas fueron de mucha entidad. En el mar se perdieron muchas envarcaciones sin poder los pobres navegantes escapar con la vida, demás de la pérdida de sus haciendas, pues todas las costas de mor la Torre del Oro y la Higuera se vían (sic) pobladas de cuerpos muertos, de votas de vino, aguardiente, mistelas, vacalao, tabacos, tozinos y destrozos, con tanta abundancia qual nunca se avía visto. Los trigos anegados, los pobres sin tener donde ganar un jornal, las casas caídas, pues en Sevilla, con las que mandaron derribar i las que derribaron las aguas, pasan de cuatro mil y quinientas casas con algunos templos y iglesias.
Y con esto las guerras más vibas y los pobres más afligidos, y los pechos más continuados, pues deje que murió nuestro santo y piadoso monarca Carlos segundo hasta el anno de mil setecientos y ocho, viendo muerto el de setecientos en dos de Diciembre (en realidad murió el 1 de noviembre) se vé España an (sic) las maiores tribulaciones quales no cuentan las historias. Dios les de mejores tiempos a nuestros sucesores, i que sepan con sus vidas mitigar la Divina Justicia que es la fuente de donde nos vienen tantas afliciones.
Las demás particularidades de estos tiempos, acasos y guerras, lo dexo a mejores plumas, como son las ignominias que los herejes de Inglaterra hicieron con las imágenes en el Puerto, en Valencia y Zaragoza. Los muchos trabajos que padeció el Condado de Niebla después que el Excelentísimo Sennor Duque de Osuna ganó Aserpa y Mora (Serpa y Moura), contento con referir por encima estas cosas. I por verdad, lo firmé, en Lucena del Puerto en diez y siete días del mes de Marzo desde preçente anno de mil setecientos y ocho.

                                                                       Fray Bartolomé de Santa María.

(Al borde del documento, con posterioridad a la anotación reitera el párroco )
"Fueron tantas las aguas, que el poso que está dentro de la yglisia cresió hasta los ladrillos del vrocal, que llegó a tanto estromo (sic) que se tocaban las aguas con un palo de vara y media, o con una muleta, que el día que no llovía no se augmentaba el agua más se estaba en sucer, y el río que llaman Tinto, que es que pasa por el vado, salió de madre 13 veses, cosa que ninguno de los nasidos vieron en aquellos annos ni se olló desir a los ansianos".

Conocemos por las crónicas sevillanas que en esta capital se arruinaron más de 500 casas y se abrieron dos calles de por medio, como si de un río se tratara. El río Guadalquivir, entre diciembre de 1707 y junio de 1708, se desbordó catorce veces, alcanzando niveles nunca conocidos hasta ese momento. El invierno de 1709 fue especialmente frío y la cosecha se retrasó en exceso. Y ya sabemos que significa esto en el Antiguo Régimen.
Las 22 defunciones de 1708 y las 29 de 1709 solo son de adultos, con muy pocos párvulos, lo que implica que casi con toda seguridad los muertos se duplicaron o triplicaron. En el vecino lugar de Bonares alcanzaron el número de 52 y 40 respectivamente, sin defectos de registro y con una población sólo algo mayor que la de nuestro municipio en este periodo.
No es difícil imaginar las consecuencias de este temporal en las pequeñas casas de barro y adobe, sin suelo, que caracterizaban a la localidad. Lluvias y vientos provocaron la ruina, “con mucha pérdida de casas”, a lo que debieron añadirse caminos y calles intransitables, barrizales convertidos en arroyos que impedían aun varios días después, acudir a los jornales. La cosecha se daba ya por perdida en marzo, aunque ya desde principios de año el Gobernador del Condado había prohibido la saca de trigo en toda la comarca en previsión de lo que habría de suceder. Después los municipios acuden  al socorro público con el trigo de los pósitos, la requisa de particulares y el trigo de la iglesia, y los intentos de compra de la mar que no debieron ser muy fructíferos. Y por si la situación no fuera lo bastante dramática, en el mismo mes de marzo tenemos constancia de  partidas de caballería recorriendo las poblaciones comarcanas y requisando todo lo que  encontraban para el suministro de la frontera.
Pero no acabaron aquí las cosas. Los ingleses se situaron en el Golfo de Cádiz con su flota impidiendo el tránsito de mercancías y presionando sobre las poblaciones de toda esta zona, especialmente la ciudad de Cádiz. Los portugueses alcanzaron en julio de 1708 la villa de Gibraleón con 9000 infantes y 3000 soldados de caballería, y desde allí, las proximidades de Beas y San Juan del Puerto, lo que provocó un pánico generalizado en la comarca y el abandono de las haciendas en busca de las murallas de Niebla. Ganados y enseres se pusieron a salvo, pero no así las maltrechas cosechas. No tenemos constancia de la llegada de enemigos a nuestra localidad y afortunadamente los portugueses no tardaron en replegarse hasta la Puebla de Guzmán y cruzaron de nuevo la frontera.
En 1710, un testimonio de vecindario calle hita, es decir casa por casa, deja pocas dudas de la situación:

“.... en cuanto al cumplimiento de lo que su excelencia manda, este cabildo y pueblo fuera muy afortunado en tener para la tan buena y precisa ayuda de Nuestro Rey y Soberano, que Dios nos guarde y conserve felices años en esta su monarchia, hay grande poblasión y de lo mas que su fina a dicho desea para este servicio, pero es muy notoria su cortedad y suma pobreza de sus vezindarios, no pasan de sinquenta y quatro, de los quales están hoy , en actual, sirviendo en las tropas de su Magestad, an de a caballo comod e infantería doze vecinos”.


Este número de vecinos implica una población de apenas 221 habitantes, el más bajo de toda la modernidad  (siglos XVI-XVIII).

viernes, 21 de octubre de 2016

Las visitas de la Virgen de Fátima.

Dos han sido las ocasiones en que nos ha visitado la imagen de Fátima, un acontecimiento de primera magnitud para su época que congregó a numerosos visitantes del entorno, según se observa en las fotografías de época.
Plano general procesión de 1951
La primera de las visitas tuvo lugar el 18 de febrero de 1951 y fue preparada a conciencia. La noticia se recibió a finales de enero, recogiendo la sesión de pleno de 31 los primeros preparativos y acordando por unanimidad “salga a recibirla el  Ayuntamiento pleno, estimulando al vecindario para que coopere para que revista el mayor esplendor su recibimiento, y a quién se le tributarán los máximos honores, a cuyo efecto se le nombra Alcaldesa honoraria de esta localidad”. La sesión extraordinaria de 14 de febrero, cuya acta reproducimos en la fotografía, se dedica a los honores que se tributan a la Sagrada Imagen:

Primero: Consagrar este pueblo al Purísimo  Corazón de María y dar carácter oficial a su visita, declarando festivo dicho día para conmemorar solemnemente tan fausto acontecimiento.
Segundo: invitar al vecindario para que con su mayor fervor y cariño, sea recibida la Reina de los Cielos e interceda por el orden, moralidad de las costumbres, fiel cumplimiento de los Mandamientos de la Ley de Dios y de la Iglesia, pacifique nuestros corazones y cristianice nuestras familias”.

Este segundo acuerdo es casi calcado al que adoptó el Pleno Huelva, donde a la sazón era Alcalde D. Pedro Pérez de Guzmán, “Pedro el Almirante”, como era conocido aquí, por ser  uno de los propietarios de la Hacienda de la Luz, nacido en Huelva, pero criado en ella, con el que el municipio mantenía algunas relaciones que años atrás no habían sido muy cordiales por las filiaciones políticas familiares, que no las personales. Tal vez por ello la visita de este año alcanzó a La Palma del Condado, Lucena del Puerto y Huelva, creemos además que en ese orden, porque la Virgen llegó desde Sevilla (ABC) y visitó nuestra localidad antes que Huelva, que la recibió el día 20 de Febrero (Odiel).
Recibida por las autoridades locales con el Alcalde D. Diego García Gómez al frente,  y trasladada a la parroquia, la virgen recorrió las calles de la localidad el 18, engalanadas para la ocasión con banderas, arcos y flores. El 19, según podemos cuadrar con las fechas, permaneció en la localidad, y el 20 se trasladó a Huelva, siendo recibida por las autoridades en el hotel colón a las 18 horas.

Alcalde D. Diego García en la visita de 1951.
En 1957 la segunda visita tuvo idénticos planteamientos. En esta ocasión la corporación municipal sólo tuvo que ratificar los acuerdos de 1951 y declarar festivo el día 29 de Noviembre, fecha exacta de la venida, con la correspondiente procesión, adorno de las calles, para cuyo caso consignó el municipio 1000 pesetas, misa y consagración. No poseemos fotografías de este acontecimiento pese a lo avanzado de las fechas, pero sabemos que fue esperada y recibida en el cruce de San Juan del Puerto y trasladada en hombros a la localidad por numeroso público que se congregó en este punto y a lo largo de recorrido.
Esta segunda visita tuvo lugar en el marco de la llamada Cruzada Cordimariana cuyo objetivo, con el beneplácito del papa Pio XII, era extender la devoción al Corazón Doloroso e Inmaculado de María según la petición que hizo la Virgen de Fátima. El acta de Pleno previo a la visita recoge este hecho aunque de manera muy sutil al aludir a la certificación de los “los actos de consagración y lectura y entrega de testimonios de la presente acta, en la forma prevista en las instrucciones enviadas al respecto”.  La cruzada comenzó el 23 de noviembre de octubre en Ayamonte y finalizó el 8 de Diciembre, la Inmaculada, en Huelva, donde se celebró el acto solemne de final de la Cruzada con la lectura de las adhesiones.

 
Acta de 14 de febrero de 1951

domingo, 16 de octubre de 2016

La nao Nuestra Señora de la Luz

El 15 de mayo de 1582 Juana Domínguez, viuda de Lorenzo Martín Gavilán otorga poder a Andrés Ochoa y a Baltasar Fuertes para que en su nombre puedan demandar a cualquier persona,

Grabado de la vao Victoria
 “en cuyo poder estuviere una nao de alto bordo con todos sus aparejos y fletes, que es mya y me pertenese, por fin y muerte del dicho mi marido, y se me an alsado con ella, que a por nombre la dicha nao Nuestra señora de La luz, la qual, Francisco Duarte, fator de su Magestad de la Contratasión de Sevilla, la tomó y embargó para llevar bastimentos a la ciudad de Oran y Alicante y a otras partes, y no parese, y resibiendo los fletes, podáis dar y otorgan vuestra carta, y cartas de pago y resibo, las quales valgan y sean firmes, bastantes y valederas....”

Las naos son barcos de elevado altobordo, tres mástiles con vela cuadrada y castillos en popa y proa, ideales para el desplazamiento de grandes tonelajes y la carrera de Indias, cuyos navíos más famosos fueron la Santa María de Colón y la nao Victoria de Fernando de Magallanes. La nao Virgen de la Luz tuvo, obviamente, este destino, no sólo por la referencia a la Casa de Contratación, puerta de salida y entrada de todo lo que venía de América, sino porque su propietario es un viejo conocido al cual hemos citado por el apellido familiar Gavilán y que en realidad es Martín Borrero.
Y ya con estas referencias, la cuestión cambia. No nos consta el matrimonio entre Lorenzo y Juana, anterior a nuestros registros parroquiales, pero entre 1541 y 1554 nuestro archivo constata cuatro nacimientos, Isabel (1541), María (1543), Leonor (1546) y Blas (1554) que no debieron sobrevivir. Sus hijas menores, Juana Martín y Ana González, debieron nacer fuera de nuestra localidad entre 1557 y 1568, según el poder que en su nombre otorga su madre para reclamar la herencia, y probablemente por ello no poseemos más referencias hasta la década de los ochenta, cuando la familia retorna tras la muerte del padre. En realidad tenemos más referencias del barco, cuyo singular nombre nos ha permitido rastrearlo en la documentación de Indias.
Una real cédula de 31 de marzo de 1576 autoriza a Diego de Franquiz, vecino de Sevilla, a enviar a su nao Nuestra Señora de la Luz a Nueva España con mercancía propia. En el registro de venidas de naves sueltas de Santo Domingo de 1575 consta a cargo del Maestre Gaspar Díaz, y en tres ocasiones más aparece en el registro de Puerto Rico y Santo Domingo, aunque en fechas  muy posteriores.
Es en estas fechas, entre 1575 y 1580 cuando nuestro protagonista recaba en La Habana, donde traba amistad con el Capitán de infantería Francisco de Rojas, al que presta 50 ducados. Regresado, o no, a España, una carta fechada en Sevilla el 2 de Enero de 1580, localiza de nuevo el barco en Gibraltar, aunque no prueba la venida a España de su propietario. La carta esta rubricada por Luis de Carvajal de la Cueva, gobernador y capitán general del Nuevo Reino de León de las Indias en Nueva España (México) antes de la partida para América,  y en ella afirma actuar mediante poder,

“.... en nombre de Lorenzo Martín, de la Habana, señor del navío, Dios salve, nombrado Nuestra Señora de la Luz, que está surto en Gibraltar, y en virtud del poder que de él tengo, que sustituyo el dicho poder y lo doy, como yo solo tengo, al señor Hernán Benítez de Hinojosa, vecino de la dicha ciudad de Gibraltar, y a Mendo Rodríguez, portugués, maestre del dicho navío. . . .. Y es mi voluntad que el dicho Mendo Rodríguez sea maestre del dicho navío (manuscrito manchado) lo rige y administre hasta traerlo a ..... esta ciudad y usar y use del dicho maestraje ...... conforme al dicho poder. . . .”
(Temkin, Samuel: La urca de Carvajal y sus pasajeros. Revista de Humanidades, Tecnológico de Monterrey, núm. 31-32, 2011, pp. 181-210)

Para Samuel Temkin, según se desprende del documento anterior, Carvajal solo tenía poder para el uso de la nave y su mercancía y lo traspasa a Benítez y a Mendo Rodríguez para que hicieran de la nave lo que quisiesen. Por consiguiente, la nave fue otorgada, y posteriormente embargada por la casa de Contratación, para su propio servicio. Y debió ser sobre estas fechas cuando muere Lorenzo Martín probablemente en la Habana, puesto que allí lo avecina un poder que otorga su hija Juana y su nieta Francisca Díaz Neta para el cobro de los 50 ducados de deuda del capitán Rojas (21-01-1610) y el propio expediente de Bienes de Difuntos de la casa de Contratación que posee la misma fecha.
Poco más podemos añadir. Aunque nos consta que participó en el comercio con Portugal, y no cumplió algún encargo relacionado con la compra de esclavos, que pudo ser ocasional, las actividades del armador Lorenzo Martín Gavilán nos son desconocidas y parecen extraordinarias, a tenor de lo publicado y conocido, aunque los indicios apuntan en otra dirección. El comercio de carbón en la segunda mitad del siglo XVI y a lo largo del siglo XVII parece que abrió muchas puertas, y aprovechó las tradicionales rutas a Cádiz para buscarse nuevos horizontes. Las relaciones con las poblaciones litorales del golfo de Cádiz fueron muy intensas durante estos años, más incluso que con la gran urbe Sevillana,  actuando esta zona como intermediadora de productos atlánticos y portugueses (bacalao, madera, telas, pescado, esclavos.....), además del carbón, la sardina y los productos agrarios. Aunque insistimos que aún se trata de indicios, donde es posible rastrearlos, la buena coyuntura comercial encumbró a algunos tratantes locales, ya sea como factores o con capital propio, que son los que nos indican el camino.
Las limitaciones económicas del mundo rural y la falta de especialización comercial de los tratantes, excepto en el carbón, enmascaran bajo la forma de diversas utilidades y las ventas de contado, que se registran en los testamentos o en libros de contaduría, la importancia  de este comercio. Lorenzo Martín no es el único testimonio que poseemos en nuestro municipio ni de armador, ni de comerciante en este periodo. Lo realmente singular es el navío que paseó el nombre de nuestra patrona por todos los confines conocidos.
La familia Gavilán no tuvo descendencia masculina que siguiera la actividad. Las dos hijas que le sobrevivieron casaron en nuestra localidad. Por la escritura de poder para reclamar la herencia sabemos que  Juana se casó con Lázaro García o Díaz, y localizamos su fincha de nacimiento en 1589. Por ella sabemos que tuvo 7 hijos, dos de los cuales recibieron el nombre de Lorenzo.

De su hermana Ana poseemos la carta de dote valorada en 106.676 maravedíes (3.137,5 reales), una cantidad importante que incluye trigo y cebada en grano, y ganado, un borrico, dos bueyes, dos bacas domadas y un novillo que suelen ser los bienes que caracterizan a la clase poderosas local y los que determinan la sucesión en las sociedades campesinas y no solo la herencia. Es casi seguro que en la fecha de la carta, 1584, todavía no había recibido la herencia paterna reclamada, o al menos no nos consta. Hasta 1610 su hermana Juana y una nieta llamada Francisca, no sabemos de cuál de las hermanas, no reciben la herencia de los 50 ducados (550 reales) de la deuda del Capitán Rojas. 

domingo, 9 de octubre de 2016

La Madre de Dios.

Suele atribuirse la fecha fundación de las hermandades de la Santa Vera Cruz y Sangre de Cristo a la baja edad media, siglos XIV o XV. Es cierto que muchas cofradías medievales sacaban reliquias precedidas por un estandarte o Cruz de Guía en estas fechas, pero no es menos cierto que las imágenes no comienzan a posesionarse hasta el siglo XVI, precisamente cuando este tipo de hermandades recibe un nuevo impulso desde el franciscanismo, por la relación entre la Sangre de Cristo y las Cinco Llagas, y desde el Concilio de Trento, como formas de propaganda y lucha contra el protestantismo.
Representación de una Imagen de Soledad de Sevilla
Este parece ser el caso de nuestra hermandad, en espera de lo que permita el mal estado de los protocolos notariales de la primera mitad del siglo. Las primeras referencias  datan de la década de los setenta del siglo XVI, pequeñas mandas devocionales que registran los testamentos de vecinos entre las que aparece citada en numerosas ocasiones tanto la Madre de Dios como el Cristo de la Sangre.
Por consiguiente, podemos retrotraer a estas fechas con toda seguridad los actos de Semana Santa rememorando la Pasión y Muerte de Cristo, y probablemente, los actos procesionales, puesto que no debemos olvidar que estas eran hermandades de Sangre que incluían entre sus actos el azote público de los hermanos la noche del Jueves Santo. Pese a ello, debemos dejar constancia que la posesión de las imágenes no implica necesariamente las procesiones, de las que no tenemos constancia documental, al menos hasta el momento.
Durante la década de los treinta del siglo XVII se levantó inventario de sus bienes y enseres y se tomó cuenta a varios de sus mayordomos, lo que nos permite un mayor conocimiento de sus actividades. Durante la cuaresma y la Semana Santa se hacían luminarias y las “misas de obligación”, ocho, que debían culminar el Jueves Santo con el velado de las imágenes, vigilia, sermón y el lavatorio de los pies de los hermanos con vino. Posteriormente en la madrugada, tenía lugar la procesión  con las tradicionales filas de cirios y los hermanos azotándose. A partir del siglo XVIII, y no antes, se documenta la procesión del Viernes Santo, momento en que se adquiere un Cristo Articulado para sustituir al principal.
La segunda fiesta principal de la hermandad es la denominada Santa Cruz de Mayo, con misa, responso y procesión, además de las ocho misas de obligación. Creamos, además, que esta se celebraba el 3 de Mayo, por las misas, fecha del hallazgo de la Vera Cruz donde Cristo fue crucificado por Santa Elena.
El inventario de enseres, de 1628, nos informa, además de las imágenes, de las andas procesionales, un estandarte de lienzo con dos cruces, tal vez reflejo de las dos fiestas, y una nueva imagen desconocida, el Niño Jesús, al que también se vestía al gusto de la época:

“Primeramente una caxa de madera de pino.
Ytem una saia azul de seda con franxones de plata.
Ytem un manto de tafetán blanco con tembladeras de oro con puntas.
Ytem una ropilla de terciopelo con su guarnisión de plata y oro.
Ytem una saya de tafetán colorada con su guarnisión colorada.
Ytem una saia negra con guarnisión negra.
Ytem un copinno eubut(ido) (....).
Ytem un copinno de damasco berde con guarnisión.
Ytem un jubón de primabera colorado y amarillo y unas mangas de telilla biexas.
Un manto de barate negro.
Ytem una matellina de damasco blanca con franzón de plata.
Una balona con sus puesos de tembladera.
Ytem una toca con un rostrillo de treinta y sinco quentas de oro y sus perlas.
Ytem una toca de seda blanca con puntas de pita. Otra toca de seda = otra de seda.
Otra toca de seda con una orilla colorada.
Dos tramados de lino y seda.
Una camesita de Ruan del Niño Jesús.
Tres bagueritos del Niño Jesús.
Un apretador con sus flores.
Dos pares de balones con sus pulsos de barañuela.
Otras balonas de red con sus puntas amarillas.
Un manteguelo con sus puntas de hilo portugués.
Tres cofias de lino.
Una ropilla de Razo pardo viexa.
Una camisa de casero delgado.
Unas orillas de Almería coloradas y puño blanco para poner a la ymagen la  noches (sic) de la Pasión.
Un paño colorado con sus flores.
Un rrosario (sic) de bedrio blanco con su patena de plata.
Un estandarte de lienso con dos cruzes.
Unos cordeles que son para las andas.
Una trompeta viexa delgosa.
Unos manteles labrados a penesillo.
Un belo de panno negro con flecaduras de seda amarilla.
Un manto de tafetán con sus tembladeras.
Una sobreropa de embotido negra.
Una saia de terciopelo  con su guarnisión amarilla. Un berdugado de lienso.
Una saya de tafetán colorado biexa.
Un jubón embutido azul.
Un manteguelo de casa con franxa e puntas de hilo  portuguez.
Un requemado de seda.
Una gorguera de Ruan con su barañuela y puntas.
Una camisa de Ruan con su conge blanco.
Unas balonas de las manos de red.
El baguerito del Niño Jesús con sus puntas de hilo enasijado.
Unos manteles y unas artes de orilla coloradas.
La corona de plata con (...) y sinco estremos y la corona del Niño Jesús.
Una corona biexa de correa.
Una gargantilla de perlas con higas negras y otra de mermelletas con perlas.”

Por consiguiente, por esta documentación poseemos constancia de la existencia de tres imágenes, Cristo, Madre de Dios y Niño Jesús, y una capilla, denominada indistintamente de la Sangre o de la Madre de Dios, que suponemos se encontraba en la iglesia parroquial. En 1646, el carpintero de la Palma del Condado Gonzalo Ruiz, se obliga con el Hermano Mayor de la Cofradía de la Vera Cruz, Juan Rodríguez Blanco, a:

“Entallar y hazer una ymagen de Nuestra Señora de la Sangre para la Cofradía de la Santa Bera Cruz de este lugar, labrada de madera con su barnis en el rostro y pechos, y manos bien acabada (sic), para que se pueda bestir, a contento y satisfasión de los hermanos de la dicha cofradía y se su Hermano Mayor y ofisiales del oficio. Por manera, que dentro de mes y medio, la tengo de dar hecha y acabada, sin imperfesión ninguna, sino que luego se pueda bestir, puesta en este lugar de Lusena a contento como dicho tengo, y esto por razón de que la dicha Cofradía y su Hermano Mayor que es, o fuere, en su nombre, me an de dar y pagar por mi trabajo, hechura, madera y barnises, que yo tengo de ponerlo todo a mi costa, treinta ducados (330 reales) de la moneda usual, los quinse luego que comiense a obrar, y los otros quinse acabada la dicha ymagen.....”

Pensamos que debería tratarse de una imagen Dolorosa, de una gran tradición local, que sin embargo no aparece relacionada con esta hermandad en la documentación, sino con la Misericordia, que incluso denomina así en sus actas a su imagen titular de la Quinta Angustia. Por el contrario, aparece una imagen en el inventario parroquial de 1730, descrita como “de vestir de cuerpo natural con su corona y rraios de plata = ques de Soledad. Obviamente podría tratarse de otra imagen, pero no puede ser una coincidencia que el mismo inventario denomine así al altar de la Sangre, aunque este  extremo debe ser deducido de la documentación. En efecto, este documento recoge un “sagrario nuevo de madera dorado interior y exteriormente que está en el altar de la capilla de la Soledad, en el Santo Cristo Crucificado para la comisión cotidiana”. El altar está en 1781, y en la misma nota se añade que  a dicho Señor Crucificado “se le hizo un retablito y se le doró en el año 1783 a devoción de Francisco Ruiz Tronchero y en él quedó incluso dicho sagrario para la comunión cotidiana”, es decir, el altar que hoy conocemos en su ubicación actual.
En la adición al inventario parroquial de 1866 la imagen de la Soledad desaparece del altar de la Sangre, denominado ahora sí así, y por contra, se incluye una nueva capilla de Nuestra Señora de los Dolores que, aunque podría sembrar dudas, se describe de manera diferente “... sin retablo, toda en blanco, con la imagen de Nuestra Señora de los Dolores de Candelero, con su corona de Plata y un corazón y espada de metal en el pecho”. No se informa de qué pudo ocurrir con la otra imagen y durante todo este tiempo las actas de la Hermandad de la Misericordia sigue denominando a su patrona  como de los Dolores.
Esta súbita aparición y las fechas nos hizo sospechar de otra procedencia. Aunque Carrasco Terriza y González Gómez (2009) la catalogan como obra anónima catalana de hacia 1900, restaurada por León Ortega en los años 50, no aclaran ni la fuente, ni su procedencia. Como para otros enseres e imágenes la buscamos en el cuerpo de iglesia del monasterio de la Luz, donde efectivamente no se encontraba en ninguno de sus retablos. Sí aparece  en la sacristía una imagen de similares características descrita  como una señora del mayor dolor, vestida en candelero, con espada y corona de plata, y velo de seda”, una descripción que, pese a los retoques, difiere poco de la actual. Es cierto que todas las imágenes se parecen, y que incluso podemos estar hablando no de una, sino de varias imágenes históricas, pero no es menos cierto que las imágenes de candelero pueden cambiar fácilmente cualquiera de sus partes sin sufrir drásticas modificaciones. En este caso, quedaría datado su traslado desde el monasterio de la Luz  en 1822 con el resto de los enseres no reseñados.



miércoles, 5 de octubre de 2016

El arca de las tres llaves.

Son numerosos los testimonios a lo largo de los siglos de la Modernidad del estado ruinoso y deplorable del Ayuntamiento. Ni en las ocasiones en que se reparaba, o se reedificaba, poseía unas condiciones óptimas, puesto que el granero del Pósito (banco de trigo) se ubicaba en la planta superior y provocaba, en techos de madera y barro, numerosa porción de polvo y basura que impedían el normal desarrollo del trabajo diario y las sesiones.
Arca de las tres llaves de la Villa de Moguer
En no menos ocasiones la propia documentación alude a la pérdida de papeles y documentos, y a su custodia, como a la propia seguridad de los caudales en las raras ocasiones que había dinero en las arcas municipales. Para su custodia, la de documentos y dinero, estaba “el arca de las tres llaves” que, efectivamente, era un elemento físico y real ubicado en las dependencias municipales:

“Por quanto está nombrado Antón Suárez, vezino deste lugar por depositario del dinero del Pósito deste lugar, e a de tener en su poder la caxa del dinero de tres llaves, por tanto dixeron que mandaban, e mandaron, que una llave de la dicha caja  del dinero de dicho Pósito la tenga el dicho Antón Suárez, depositario, y Juan Barba, Alcalde, tenga la otra llave, y Gonzalo Martín Limón, Regidor, tenga la otra llave de la dicha caxa.....”


La caja guardaba también el “Libro de Privilegios” del lugar que asentaba las mercedes otorgadas y acumuladas a lo largo de años de historia y también algunas sentencias que, por su importancia, se guardaban como oro en paño, como la concesión a mediados del siglo XVIII de la dehesa boyal, que acabó perdiéndose. Hasta la última gran reforma de las dependencias municipales, que de hecho reedificó la casa consistorial, tal vez los mayores recuerden una especie de arcón que se ubicaba en uno de los despachos de la planta alta. Ese ara el arca de las tres llaves.