Viriato
(+ 139 a.C.) fue un rebelde lusitano
que se enfrentó a la expansión romana en la península Ibérica en el siglo II
antes de nuestra era, hasta que fue asesinado por sus propios hombres, que
cuando fueron a cobrar la recompensa de Quinto Servilio Cepión recibieron por
respuesta el célebre “Roma Traditoribus non praemiat”,
Roma no paga traidores, de la leyenda. Como todos los caudillos de la época, su
vida se encuentra rodeada de una nebulosa de leyendas y datos provenientes de
las parciales fuentes romanas, acrecentadas en otras épocas, incluida la
medieval.
Detalle de La Muerte de Viriato (1808, José Madrazo) |
Es
esta ausencia de referencias concretas es la que ha permitido su identificación
con el nacionalismo Portugués o Español, según épocas y modas, aunque muy pocos
se han aventurado a localizar un lugar de nacimiento concreto. Un reciente
estudio de Fernando Gil González sobre esta figura (2014), cita expresamente
otro anterior del Portugués J. Barbosa Machado que sostiene que Viriato era un ciudadano español que vivió
cerca de Lucena (Huelva) de donde era natural, citando la Crónica General
de España de Alfonso X el Sabio como fuente y ofreciendo las referencias
precisas (Primera Crónica General de España: estoria de España que mandó
componer Alfonso El Sabio y se continuaba bajo Sancho IV en 1289. Alfonso X el
Sabio, edición de Ramón Menéndez Pidal,
edit. Bailly-Bailliere e hijos, 1906. Edición Digital de la Biblioteca de
Castilla León). Y obviamente, pusimos manos a la obra.
En
el capítulo 43 titulado “Cuomo se levantó
el ladrón Viriato”, Alfonso X, manifiesta lo siguiente:
“.... e auie estonces seycientos e seys
annos que fuera la cibdat poblada – quando se levantó en España un omne muy
guerrero, que llamauan Viriato, y era
natural de tierra de Luzenna, e fuera primeramientre pastor, e después
tenedor de caminos, et desi ayuntó muy grand gente e començo a fazer mal
descubiertamentre por las tierras, robándolas e destruyéndolas todas......” (página 28 de
la edición digital).
La
referencia de Barbosa Machado es, pues, certera, y el monarca conocía bien la
zona, que había conquistado en 1262, y en cuyas inmediaciones cazaba en el
entonces denominado bosque de las Rocinas, establecido como cazadero real un poco
más tarde, y en donde ordenó edificar dos ermitas en la laguna de Santa Olaya y
las Marismas. Una treintena de citas más se ocupan de la tierra de Luzenna,
casi siempre en referencia a sus belicosos habitantes, destacando entre todas
ellas la del capítulo dedicado a la descripción de la población de España
(página 6) que la sitúa y ofrece la explicación del origen del topónimo
lusitano:
“Otra tierra y ovo que llamaron Luzenna,
que es entre Guadiana y Tajo, e pusieron le assí nombre unas gentes que la
poblaron que llamauan Lusios”.
Por
consiguiente, según el rey Sabio, el nombre de la tribu de los lusitanos deriva
de Luzenna, cuyos habitantes eran los lucios, y en cuyas inmediaciones nació y
se crio el pastor Viriato. A esto mismo se refiere José Antonio Saraiva (1994),
siguiendo idénticas referencias, para el que el término Lusitania, derivado de
Luzenna, no desapareció época medieval pasando a denominar la región situada
entre el Alentejo y el Algarbe actuales. En realidad, un análisis más detenido la
Crónica, que abarca un amplio periodo de la historia anterior a Alfonso X, el
término lusitania o la provincia de Luzenna en la época de Viriato, podría
aplicarse indistintamente al Algarve, las proximidades de Mérida, en sentido
amplio, o la tierra de Badajoz y del Algarve, en este caso, incluyendo los dos
Algarves, el Portugués y el Andaluz, que es la tierra de Huelva.
La
Crónica General de España, publicada en 1344, constituye, fuera de las escasas
referencias clásicas, una de las primeras fuentes histórico-literarias sobre
Viriato y, sin lugar a dudas, la que construye la idea del caudillo héroe resistente,
rebelde, romántico y nacionalista. Desconocemos las fuentes del Rey Sabio para
atribuir a nuestra tierra el nacimiento del héroe resistente, ni existen elementos físicos o arqueológicos
que puedan probar esta afirmación, pero para la historiografía local constituye, sin el más mínimo atisbo de dudas,
un hito importante que permitirá deshilar la madeja de otras pistas seguro por
descubrir.
Mientras
esto ocurre, solo tenemos que dejar volar la imaginación, y seguro que vemos a
Viriato con su rebaño en los cabezos o las inmediaciones de nuestros montes.
Bibliografía Citada.
Fernando Gil González: “Analisis
historiográfico de la figura e Viriato desde los tiempos medievales hasta el
siglo XIX”. Revista Estudios de Historia de España volumen XVI, 2014, p. 43.
http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/analisis-historiografico-figura-viriato.pdf
V.M.
CHAMORRO, J. AGUIAR y M. PASTOR, “Viriato,
historia compartida, mito disputado”, Actas de la VI Mesa redonda institucional
sobre Lusitania romana. Cascais, 2008, p. 75.
José Antonio
Saraiva: A Cultura en Portugal, Gradiva, 1994.
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