sábado, 23 de julio de 2016

El capital indiano de los Mocho.

Teresa Rodríguez Mocho y Antón Suárez se casaron el 18 de noviembre de 1596, otorgando nueves  meses después la correspondiente escritura de dote por valor de 150.351 maravedíes (4.422 reales y 3 maravedíes). Obviamente, con estas cantidades, formaban parte de la clase acomodada de la localidad recibiendo por dote 3 bueyes domados, 2 bacas, 2 burras, una casa en la calle que sale a Niebla “que se dice el molino viejo”, esquina con San Salvador, y 2500 cepas de viña, además de 1600 reales en ajuar. Enviudó antes de 1624, heredando de su marido una deuda de 7 carretadas de carbón que le costaron 252 reales.
Real de a ocho 
Ya viuda, entre 1624 y 1629 casó a dos de sus hijas, María Suárez de Estrada y Leonor de Estrada (+ 1643) otorgando dote a la primera por valor de 93.939 maravedíes (2762 reales y 31 maravedíes) y promesa de dote con ganado, casa, la de su morada, y viña, a la segunda, y más de 1000 reales en ajuar.
En la dote de María, otorgada en Lucena, la otra se otorgó en Trigueros y no la tenemos, llama la atención la presencia de dos anillos de oro, unos sarcillos de plata con piedras, un agnus deis de plata sobredorada, y una gargantilla de oro con tres piedras, valoradas en 89 reales, poco habituales en los protocolos locales, además de abundante ropa de vestir.
En Septiembre de 1635, Teresa, la matriarca de la familia otorga dos nuevas escrituras, esta vez de poder, comisionando primero a su primo Sebastián Rodríguez mocho, y a la postre a Juan Rodríguez Mocho, su hijo, y a Juan Riquelme de Quirós, vecino de Trigueros, para que puedan cobrar del padre Fabián López, Procurador General de la Compañía de Jesús en Indias, y de Alberto Coberte y Pedro de Saldias (¿Zaldivia?), vecinos de Sevilla:

“... dos mil y quinientos pesos de plata que paran en su poder y me pertenesen por abérmelos enbiado de las Yndias Pedro Rodríguez Mocho, mi hermano, que murió en ellas en la siudad de Arequipa...”

Este sólido capital, se supone que reales de a ocho americanos, unos 20.000 reales además del propio, fue rápidamente empleado en la mejora de las dotes de tres de sus hijos, Juan, Leonor y Pedro en tres escrituras sucesivas de 1637. En el caso de los varones, que no se citan como escrituras de arras o de mejoras, las dotes adquieren la peculiaridad que la otorgante entrega los bienes al hijo, que a su vez los entrega a su esposa.  Juan Mocho manifiesta “los bienes que resivo e llevo a poder de la dicha Ana Díaz, mi mujer”, mientras su mujer reconoce “... que es berdad que el dicho Juan Mocho, mi marido, trae a mi poder todos los dichos bienes...”. Por su parte, Pedro Mocho dice que recibe de “Teresa Rodríguez, madre, viuda del dicho Antón Suárez, por quenta de mi legítima que me toca y he de aber de los dichos mis padres, los bienes que aquí van declarados.... y me obligo a tener por bienes de mi legítima y que los llevo a poder de María de la Concepción, mi mujer, con quién estoy casado”
Por lo demás, la estructura de las tres escrituras es distinta. Juan Rodríguez Mocho (+ 1643) recibe la suma de 250 ducados (2750 reales) en grano, trigo, cebada y centeno, y sobre todo ganado, dos bueyes, tres vacas paridas con sus crías, una vaca horra, una becerra y un caballo, y diez ducados en dineros. Y por vía de mejora, “y en la forma que mejor aya lugar de derecho, ochenta ducados que acaban elevando el valor de lo recibido a 330 ducados (3.630 reales). Unos días más tarde, su mujer realiza inventario también sus bienes en presencia del Alcalde Ordinario para que en todo tiempo se sepa que trae, alcanzando la cifra de 71.685 maravedíes, (2.108 reales y 13 maravedíes).
La escritura de Pedro Mocho, casado con María de la Concepción es más modesta, 1306 reales en  medio cahiz de trigo y siete fanegas de cebada, dos bueyes y dos vacas preñadas y una vaca con su becerro.
Sin embargo, esta es sólo una verdad a medias. El inventario de sus bienes realizado a su muerte recoge otra escritura otorgada el 28 de enero de 1636 de los bienes que le entrega su madre a “cuenta de la legítima”, no inventariados anteriormente por lo que puede deducirse, por valor de 60.259 maravedíes (1772 reales y 11 maravedíes). Aunque el final de la página está roto y no puede leerse entero, se incluyen los siguientes bienes:

Un vestido negro que costó veinticuatro ducados.
Un jubón embutido negro en seis ducados.
Una medias negras en un ducado.
Unas ligas que costaron un ducado.
Unos zapatos de cordobán de un ducado.
Un sombrero en 14 reales.
Una saya en seis ducados.
Un jubón de mujer en seis ducados.
Unos chapines de mujer en 1 ducado.
Dos pares de zapatillas de mujer.... (roto)
Un anillo de oro en treinta reales.
Espejos y cintas para mujer (8 reales).
Dos tocas de mujer en ocho reales.
Seis fanegas de trigo en nueve ducados.
Un buey en once ducados.
Una v(aca en 55 reales)
Un re..... (en 36 reales).
Un.... (en 13 reales).
..... (en 100 reales).
“Setenta ducados en reales de contado que agora resibe en presensia de mí, el escribano público”

Son los tres tipos de bienes habituales, para la hacienda, dinero en metálico, y vestuario femenino, en este caso de calidad, el aspecto externo de la nueva posición social de los Mocho, y no sabemos, si alguna urgencia económica por las semillas y los animales.
Finalmente, la escritura de Leonor también explicita la nueva posición social: “.... al tiempo y quando me casé con Leonor Díaz, mi legítima mujer, hija de Antón Suáres de Estrada y Teresa Rodríguez, su padres, la dicha Teresa Rodríguez me dio en dote y casamiento con la dicha Leonor Díaz, mi mujer, la dote y bienes que por la dicha carta de dote paresiere, y agora me quiere dar algunos bienes más para que también sean su propio dote y capital y los bienes que resivo ban apresiados....”. Le otorgan 59 ducados en dinero, medio cahiz de trigo y medio de cebada, dos bueyes y dos vacas preñadas y una horra. En total 1933 reales.
El monto total de las cuatro escrituras alcanza la cifra de 8.641 reales, (785 ducados y 6 maravedíes), una pequeña fortuna que estiró bien la herencia para todos los deudos locales y otorgó nuevas posibilidades a todos ellos.
La matriarca, Teresa Mocha, como era conocida y se cita en las fuentes, nos consta que adquirió ganado cabrío y aparece en varias escrituras de compraventa de trigo y cebada a partir de 1636, un hecho casi obligado para muchas viudas que tenían que avalar las operaciones de sus hijos “menores”.  Después de esta fecha, 1637-1639 fue de las pocas mujeres que tuvo capital y energías para dedicarse al carbón, convirtiéndose en una pionera que traficaba y otorgaba escrituras por su cuenta, si bien con pequeñas cantidades. Su hermano Sebastián Rodríguez Mocho, vecino de Niebla, tal vez la avalara, o heredara el negocio, ya que su actividad es posterior a la de Teresa.
Sus dos hijos varones, Pedro y Juan, también se dedicaron al tráfico. Pedro Mocho murió en Indias, antes de 1651, fecha de su inventario de partición de bienes y según el testamento de su sobrina. En la carrera de Indias, no debió tener micha suerte.
Juan Mocho se convirtió en uno de los comerciantes de río de nuestro pueblo con cuentas en su testamento con varios vecinos de Moguer de cebada, bacalao, y trigo. No se dedicó al comercio de carbón, aunque si a la fábrica, lo que no deja de constituir también una rareza en nuestra localidad.



5 comentarios:

  1. ''Mi hombre es Gabriel Mocho. Mi familia de Argentina desciende aparentemente de Jean (Juan) Mocho de Biarritz (Francia) que viajó a la Argentina en 1860. Cualquier información sobre la posible relación con los personajes de este artículo será agradecida

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  2. ''Mi hombre es Gabriel Mocho. Mi familia de Argentina desciende aparentemente de Jean (Juan) Mocho de Biarritz (Francia) que viajó a la Argentina en 1860. Cualquier información sobre la posible relación con los personajes de este artículo será agradecida

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    1. Gabriel ojalá fueran los mismos, pero lo veo difícil por la distancia temporal, porque los indianos Mocho murieron en América sin descendencia y porque estos son se Nievla y Lucena del Puerto Huelva. No obstante alguno de sus descendientes pudo trasladarse a Jaen, pero yo no tengo constancia. Saludos.

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    2. Gabriel ojalá fueran los mismos, pero lo veo difícil por la distancia temporal, porque los indianos Mocho murieron en América sin descendencia y porque estos son se Nievla y Lucena del Puerto Huelva. No obstante alguno de sus descendientes pudo trasladarse a Jaen, pero yo no tengo constancia. Saludos.

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    3. Gabriel ojalá fueran los mismos, pero lo veo difícil por la distancia temporal, porque los indianos Mocho murieron en América sin descendencia y porque estos son se Nievla y Lucena del Puerto Huelva. No obstante alguno de sus descendientes pudo trasladarse a Jaen, pero yo no tengo constancia. Saludos.

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