miércoles, 1 de marzo de 2017

El Portichuelo

El Portichuelo era una propiedad del Duque de Medina Sidonia en Niebla. Es también, y no descartamos que pueda ser el mismo topónimo, uno de los vados del Tinto y uno de los puertos perdidos de Lucena hasta el siglo XVI, según la documentación local que hemos podido manejar de los protocolos notariales.
En efecto, la documentación de Penas de Cámara, conservada en Moguer, reseña en varias ocasiones denuncias por fraude a las alcabalas de pescado y a las “rentas de por masa” del Duque por parte de vecinos de Huelva y recueros (arrieros) que acuden a ese lugar a sacar el pescado muerto en el Canal del Tinto: 
Plano de Laci, 1810
En rojo ubicación de los vados y puertos en esa época.
“.... çiertos pescadores de fuera parte vienen a pescar al Rio Tínto, a do dizen el Portichuelo, termino y mitaçión deste leugar, del pescado que allí matan e venden y los recueros que los sacan, los pescadores no le quieren pagar su alcavala de lo que así venden, ni los dichos recueros de lo que sacan, diziendo que lo tienen a costumbre de no lo pagar y es todo contrario de berdad...”

Las alcabalas eran un impuesto indirecto de la corona de Castilla que gravaba las transacciones comerciales de todos los bienes, aproximadamente un diez por ciento, que en el Condado de Niebla pertenecían al Duque de Medina Sidonia. El Duque, a su vez, las arrendaba a particulares que las encabezaban por una cantidad fija anual a la baja y la cobraban de los particulares, embolsándose los beneficios. En agosto de 1536, Pedro Tirado, vecino de Lucena, pide al Alcalde Ordinario la probanza del pago requiriendo como testigos a los anteriores arrendadores de la renta. Alonso Suárez Borrero, vecino de Niebla, arrendatario entre 1532 y 1533, quién manifiesta que:

“.... en el tiempo de su arrendamiento muchas vezes binieron çiertos pescadores de fuera del dicho lugar a pescar y a trajinar en el río que se dize Tinto, a la parte que se dize el Portichuelo, término y mitazión del dicho lugar, y mientras él fue arrendador, siempre le pagaron, y el la cobraba alcabala de todo el pescado que mataban, e asimesmo, le pagaban los recueros la sera de todas las cargas que del dicho pescado se hazia e sacaba, exepto los de la villa de Niebla e su tierra que sacanllá con juramento....”

Mientras que Pedro Salvador, arrendador en 1535, manifiesta que en su año unos pescadores que dijeron ser de Huelva quisieron sacar el pescado sin pagar la Alcabala, por lo que requirió a la justicia de este lugar que interviniera:

y fue el alguazil deste lugar y les truxo unas belas,  y ha esta causa vinieron los dichos pescadores ante el dicho Alcalde. E allí benidos,  ellos de su boluntad se conçertaron que le dieran quatro o cinco reales de por partido, por lo que avían vendido. E que, asimesmo,  cobre de todos los recueros..... toda la saca del dicho pescado e que siempre ha oydo dezir que se pagaba e que por eso lo cobró....”

La polémica del pagó de la alcabala continuo  en 1540, con  Bartolomé Martín Redondo, vecino de Bonares, que ahora se declara arrendador de las rentas de por masa de este lugar y “el portychuelo”, manifestando que allí han vendido Juan Román y Juan rodríguez, vecinos de Huelva, en cantidad de veynte e çinco ducados de oro algo más o menos, de que le pertenesçe de alcavala por ser amo e el arrendador de la renta de pescado de dicho portichuelo, dos ducados y medio e por no haberla pagado dentro de quinto día conforme a la ley...”. De nuevo pide se les pene con el doblo de esa cantidad por el fraude y que el alguacil les tome las velas y remos en prenda hasta que se constate el cumplimiento de la pena.   
No caben, pues, dudas de la utilización del lugar como punto de desembarque del pescado y de carga de los recueros que conducían la mercancía al interior para su venta, probablemente más provechosa que en las poblaciones litorales.
Si tenemos en cuenta que sólo se conservan en el archivo de protocolos penas de cámara de los años iniciales de las series, entremezcladas entre las escrituras, y que las referencias proceden de autos judiciales, que una vez juzgados y asentados por la costumbre no tienen por qué repetirse, el embarcadero debió mantenerse hasta que hubo pesca en el primer tercio del siglo XVII. Es igualmente probable que procediera de época bajomedieval.
Esa ubicación portuaria viene a sumarse a las que ya localizadas a lo largo del río en los topónimos que ya conocemos. La más antigua, en el lugar del Puerto coincide con la más comúnmente denominada del vado de Marisuárez, último punto de embarque interior y muy próximo a los caminos de Niebla y Bonares. La segunda ubicación es en las Asomadas, el vado de la Torre o Vadillo Palo, en la confluencia del arroyo de la Pasadera con el río. Ambas eran utilizadas por los comerciantes del Condado, la más septentrional desde las poblaciones del condado interior que desde Villalba y Bollullos hacia la parte de Niebla  transportaban hasta aquí el vino, mientras que las poblaciones del Condado litoral (Rociana, Almonte y Moguer), utilizaban la segunda localización que subsistió más tiempo que la primera hasta principios del siglo XX. Anteriormente se menciona un cargadero de carbón próximo a los límites de Moguer, probablemente entre el vado de la Luz y el arroyo Candón que era utilizado por  la proximidad por los que sacaban cepa en Moguer. La ubicación del Portichuelo, por las escasas referencias debía localizarse en la Banda de Allá del río entre el vado de la Luz y el arroyo Candón. 

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