Hubo
luceneros que por proximidad al núcleo descubridor y, tal vez, por necesidad y
espíritu de aventuras, participaron en las empresas de Indias desde su origen. El
catálogo no es muy extenso, pero por contra tenemos referencias familiares de
muchos de ellos y conocemos parte de sus periplos, que no es poco. Es más, sólo
citamos los que tenemos ciertas certezas, descartando muchos de los numerosos
poderes de cobro que se otorgan porque no ofrecen datos de residencio u origen
e incluso, en algunas ocasiones, pocas, ciertamente, ni siquiera se citan los
titulares de los envíos. El año que
encabeza los nombres es el que aparece citado en la documentación.
1536. Francisco Hernández “Zorzo” (ausente/difunto en Indias). Citado como ausente en
Indias en varias obligaciones, y ya
difunto, posee un hijo en Lucena, Martín Alonso, tutelado por ser menor. Las
obligaciones aluden a la posesión de olivares y un molino que alquila el
curador del hijo menor.
1539. Antón Rodríguez (difunto en Indias). Primer marido
de Isabel Díaz, emigró y murió en Indias antes de 1539. Aparece citado en la
promesa de dote de su hija Leonor, otorgada por su madre que manifiesta
expresamente “.... vos mandamos la parte
que nos cupiese de la erençia dellas Yndias de Antón Rodríguez, primo marido,
de la dicha Isabel Díaz, los quales dichos maravedíes y bienes e alhajas
susodichas nos obligamos de vos los dar e pagar e dar quando el dicho
matrimonio sea consumado”.
1541. Juan Díaz de la Orden. Marido de Ana Ruiz, en la fecha bautiza un niño
llamado Juan y a Juan García, “Yndio del dicho Juan Díaz”. Aunque
podría tratarse de un esclavo adquirido de las Indias, o heredado, por lo
avanzado de las fechas y la ausencia de referencias posteriores, creemos que se
trata de un retornado.
1541. Gonzalo Hernández (difunto en
Indias). Marido de María Hernández,
posible vecina de Trigueros, y hermano de Isabel Hernández, natural y vecina de
Lucena. De Gonzalo no poseemos
referencias familiares en los libros parroquiales, pero murió en Indias,
posiblemente sin hijos, dejando como herederas a su mujer y su hermana, que
mediante tres poderes sucesivos de este año se repartieron 228 pesos de oro y
ciertos “toninos” del mismo material,
más 226 ducados y 300 maravedíes cada
una.
1545. Juana, esclava de Cristóbal Muñoz de Soto. Cristóbal, marido de Marina Franco, en segundas
nupcias, y con tres hijos, Alonso y Francisco Ramos, y Francisca Rodríguez,
registra en su testamento y dos inventarios realizados por su mujer, uno de
ellos previo al matrimonio, “una esclava
yndia que se dize Juana”. En el segundo de ellos, de 1540, además manifiesta
algunas joyas que son las que habitualmente suelen aparecer en las dotes y los
inventarios indianos:
“tres hilos de perlas con una cruz de oro pequeña.
Una gargantilla de azavache con unas perlas.
Una sarta de corales de çorvadilla.
Otra sarta de corales mediados de çorvadilla.
Siete anillos de oro.
Una patena de plata dorada.”
Por consiguiente, podría ser
un indiano retornado.
1550. Juana González (La Habana). Mujer de Diego de Gorostyi, vecino de La Habana, en
la fecha de referencia tiene dos hijos Miguel y Lorenzo Martín, que son
declarados herederos universales, con su madre, de Juana o Ana González (se
cita de las dos maneras), mujer de Juan Redondo (+). En un segundo testamento
de 1570 aparecen como ausentes en Indias, pero solo se cita a Juana y Lorenzo
Martín.
1553. Diego Alonso Borrero (Perú y
Tierra firme). Marido de Catalina
Martín, y con seis hijos, cuatro de ellos varones, parte a América con parte de
su familia en la fecha de referencia acompañado de su padre Bartolomé Rodríguez Ficallo, Juan Borrero (uno de los hijos) y
Alonso Fernández Caballero, deudo o allegado, puesto que van en el mismo
pasaje. El testamento de su mujer cita además a cuatro hijos, el citado Juan, Gonzalo, Diego y Jerónimo, otorgando a
una de las hijas Inés Hernández y a su marido Hernán Vázquez de sus bienes, “que los ayan y ereden todos, a lo menos la
mitad, y lo demás dejo a mis hijos que
se lo den, ansí ayan mi bendición, porque ellos son hombres y no tienen dello
neçesidad y que el dicho Hernán Vázquez, mi herno, posea todos los dichos
bienes hasta tanto que vengan mis hijos
y que no sea despojado dellos”. Finalmente, Jerónimo Borrero, mercader residente en la Isla de Gran Canaria,
reaparece con carga de mercaduría para Tierra Firme en 1579 y posiblemente pasa
por Santo Domingo. Por consiguiente los Borrero son los siguientes:
1537. Diego
Alonso Borrero (Perú y Tierra Firme).
Comerciante.
1537.
Bartolomé Rodríguez Ficallo (Perú y Tierra Firme). Comerciante.
1537. Juan
Borrero (Perú y Tierra Firme).
Comerciante.
1537. Alonso Fernández
Caballero (Perú y Tierra Firme). Comerciante.
1553.
Gonzalo Borrero, ausente en Indias.
1553. Diego
Borrero, ausente en Indias.
1553.
Jerónimo Borrero, Santo Domingo, Gran Canaria,
Tierra Firme. Comerciante.
1557. Benito Ruiz de Santarén (Nuevo
Reino, Colombia). Natural de Moguer y
residente en Lucena por matrimonio con Ana o Juana Rodríguez, ella es hija de
Cristóbal Muñoz de Soto en cuyo testamento se cita una dote de 80.000
maravedíes, anterior a 1545. En 1557 envía 40 pesos de oro a su mujer.
1582. Lorenzo Martín Borrero o Gavilán
(La Habana, comerciante). Marido de
Juana Domínguez, natural y vecino de Lucena, es el propietario de la Nao
Nuestra señora de la Luz y debió morir en la Habana antes de 1574, según un
documento de obligación descubierto recientemente. La familia continuó residiendo en nuestra
localidad y aunque hemos mantenido en otra ocasión que solo le sobrevivieron
hijas, recientemente un nuevo documento ha permitido localizar a un tercer hijo,
Cristóbal Martín que, pese a ello, no permaneció en nuestra localidad.
1592. Domingo Martín Barriga (Nueva
Andalucía). La lista de pobladores
que acompañan en el navío Nuestra Señora del Rosario al Capitán Francisco de
Vides, natural de Trigueros, a la Nueva Andalucía de cumana (Venezuela) se
encuentran tres solteros catalogados como procedentes de Lucena (Córdoba):
Domingo Martín Barriga, Alonso Diez
(posiblemente Díaz) y Antón Suárez.
Ya resulta sospechoso que prácticamente todos los catalogados en el Archivo
General de Indias con esta procedencia se atribuyan a la villa de Córdoba, y
aunque estos apellidos nos resultan muy familiares, es cierto que son muy
comunes y podrían tener cualquier origen. En Lucena se avecina en el último
cuarto del siglo XVI un Juan Martín Barriga, procedente de Bonares, que tiene
cinco hijos con Leonor Díaz, tres de ellos varones llamados Alonso, Domingo y
Juan, este último también referenciado como Juan Martín Barriga que se casa y
continua residiendo en nuestra localidad. Por consiguiente, Domingo podría ser
su hermano, del que no podemos poseer referencias porque emigró a América
acompañado por los otro dos compatriotas.
1593. Diego Martín Garrochena (Potosí).
Segundo esposo de Ana Domínguez Brígida, otorga un becerro de un año o el valor en dinero a la hija de su mujer en una
promesa de dote de 1578. Carece de referencias familiares en Lucena, pero
reside aquí, al igual que su hermano Cristóbal Martín Garrochena, que recibe
parte de los 410 pesos que envió con Gonzalo de Habrego (¿Abreu?), vecino de
Moguer en la fecha de referencia.
1593. Gonzalo Hernández (soldado en la
flota de Indias). Soldado retornado
en la flota de su Majestad de Indias que se ahogó, reclamando su hermana,
Isabel Barrera, segunda mujer de esteban Martín Fraile, su soldada en nombre
propio y de otros dos hermanos.
1597. Esteban (Rodríguez) Romo (ausente
en indias). Casado con Petronila de
San Pedro, con al menos un hijo, y sin referentes familiares locales, otorga
dos poderes a vecinos de Niebla en Lucena este año para cobrar 100 reales, por
lo que podría ser natural de esta
localidad. Debido al poco tiempo en que tenemos certeza de la permanencia, sólo
un año, no estamos seguros de ninguno de estos extremos, aunque algo le liga a
nuestra localidad, creemos que la naturalidad de la madre. En el expediente de
embarque de Bartolomé Flores de Raya, de 1607, viaja Pedro Rodríguez (Perú,
Soltero, criado del anterior de 22
años), hijo de ambos, que dice ser natural y residente en Sevilla, y presenta
testigos. En este sentido, tal vez, la mayor facilidad de embarque en Sevilla o
la simpe estancia temporal en la ciudad antes del mismo, sean la causa que no
aparezcan avecinado ni en Niebla, ni en Lucena, ya que los testigos aportan un
conocimiento directo de la familia, citando solo al padre del marido, pero pocos
antecedentes familiares, un síntoma inequívoco de conocimiento reciente.
1599. Lucas Martín (Potosí). Hermano de Cristóbal
Martín Garrochena envía a una hija de este, llamada Antonia Martín (mujer de
Marcos Martín), 150 ducados que están en poder del racionero Juan Farfán e Inés
de la Barrera, mujer de Diego Martín de Rioseco (vecino de Almonte y emigrado
al Perú con su familia en 1595).
1610. Capitán Alonso Barba (ausente en Indias).
Marido de Isabel Núñez o Barrera, de
la que tuvo cuatro hijos, solo conocemos el dato del viaje. En 1615 continuaba
en Indias.
1612. Mateo Pabón (retornado, presbítero).
Natural de Lucena, donde quiere ser enterrado en la sepultura de sus padres y
abuelos, si la muerte le sorprende aquí.
Según un protocolo testamentario presente en su inventario llegó de las Indias,
probablemente de Perú, en 1608, coincidiendo allí con el capitán Juan Barba, al
que prestó 30 ducados.
Murió
el 15 de octubre de 1622, siendo cura de Lucena, Notario Apostólico y
administrador del Hospital de Nuestra señora de los Ángeles, que le
proporcionaba numerosas rentas. Por su inventario sabemos que poseía casas y
bodegas en Niebla y Lucena, era propietario de esclavos, rasgo distintivo de la
élite local, y tenía tratos con numerosos comerciantes, además de ser socio de
Felipe Santos, aunque no describe en qué negocios (Felipe Santos era tratante
de carbón, trigo y cebada). En el mismo
inventario se declara acreedor de numerosas deudas comerciales y “corridos” de préstamos (intereses), por
lo que debía ejercer de prestamista, aunque también es posible que estos fueran
parte del capital del Hospital de Niebla, con el que él negocia.
Era
propietario de ganado, puercos, con un socio, y posee huerto-heredad, tierra
calma y abundante viña, que parece que el mismo encierra en sus bodegas y
trafica con el vino. Dejó por herederas a dos sobrinas, aunque no descartamos
más herederos, entre ellos una hija ya
que cita a un yerno (también es posible que se refiriera así al marido de
alguna de las sobrinas).
1613. Capitán Juan Barba (ausente en
Indias, Perú). Marido de María
Rodríguez, y con cuatro hijos habidos en el matrimonio. En junio de este año liquidan cuentas con
Pedro Pinzón, de mosto, carbón y otros productos, y se vio obligado a empeñar
una esclava mulata, llamada Isabel, a Petronila Vélez, vecina de Palos, a la
que debía 100 ducados, y posteriormente se la vende, puesto que declara más
deudas y verse obligada a venderla para asumirla.
Por
la información que poseemos parece que estuvo dos veces en América. Un primer
periodo con fechas extremas entre 1605 y 1612 y ésta de 1613 que no sabemos cuánto
se prolongó.
1632. Antón Rodríguez Becerra (Guadalajara).
Difunto en la fecha de referencia, natural de Moguer, y Marido de Inés
González, aparece citado en el testamento de su mujer que nombra heredero
universal a su hijo, Alonso Hernández de la Coba para que “goze quantos bienes tengo e tuviere y binieren de las Yndias y vos herede con la bendición de Dios y la
mia, y declaro que si algunos dineros y otras cosas me pertenezcan en herencia
de las Yndias o en otra forma todo que lo goze y herede el dicho Alonso
Hernández de la coba, mi hijo.....”. La mujer se casa en segundas nupcias
con el capitán Antón Domínguez Limón y retorna a Lucena con su hijo, nombrado
en el expediente del Archivo de Indias como Alonso Macías de la Coba, cuya
fecha es de 1654.
En
el testamento de la madre, que obviamente ya era viuda en 1632, aparecen
algunos objetos que la ligan con las Indias: una olleta y un salero de Plata,
un cubilete de plata que pesa ocho reales de a ocho, dos brazaletes de perlas y
corales, otro de perlas y granates, una gargantilla de perlas y cuentas de oro,
unos sarcillos de oro que valen diez ducados y un cristo de oro.
1630. Juana de Abrego (Abreu) (Nueva
Andalucía). En el expediente de
embarque del capitán Juan Domingo de Aguilera, natural de Niebla, aparece
citada la lucenera Juana de Abrego, hija de Juan Pabón y Ana Martín, casados el
18 de Abril de 1580 en la parroquia de San Vicente y con un solo nacimiento registrado de una
hija llamada Isabel que además se casó en Lucena.
A
Juana la llevó al altar su tío Mateo Pabón, presbítero, también indiano.
1635. Pedro Rodríguez Mocho (Arequipa,
Perú). Dos poderes de Teresa Rodríguez Mocho, en la fecha de
referencia, reclaman el cobro de la herencia de su hermano, muerto en Arequipa,
y consistente en 2500 pesos de plata depositados en la casa de Contratación.
Ambos eran hijos de Diego Rodríguez Mocho y Leonor Díaz, nacidos él en 1571
(16-08-1571) y ella en 1573 (08-08-1573), y al otorgar la herencia a su
hermana, creemos que única heredera, se encontraba soltero en el momento del
óbito.
Teresa
con el capital adquirido doto a sus cuatro hijos en 1637, repartiendo una
pequeña fortuna entre ellos.
1645. Marcos Rodríguez (retornado de las
Indias). Hijo de Juan Alonso Blanco y
Juana Pérez, soltero, volvía de América entre 1637-1638 y fue apresado por
piratas berberiscos que lo mantuvieron cautivo en Argel hasta el pago de su
rescate. Cuando fue apresado contaba entre 26 y 33 años, pero debió permanecer
algún tiempo en América, por lo que viajó relativamente joven.
Fue
rescatado por su hermano Diego Ojuelos según la escritura de obligación que nos
sirve de referencia y se casó en 1651 con la joven Tomasina Núñez y tuvo siete
hijos.
1767. Diego Galván (ausente en Indias). El testamento de su Madre, Lucía Méndez, mujer de
Diego Galván (+), cita al hijo de ambos como ausente en Indias.
1777. Juan de Mora (ausente en Indias). Juan de Mora redacta una declaración de imposibilidad
de estrega de legado de su madre a su hijo, también llamado Juan de Mora, que
marcho a Indias antes de 1753. Por este hecho, el padre que ya no conserva la
manta y la sábana legadas, se compromete a la entrega del valor de las mismas,
que ya ha consumido, en caso del retorno de su hijo.
1778. Dionisio de Aranda (Querétano, Méjico). Un poder especial de la fecha de referencia de su
viuda y su hijo mayor, Eugenio de Aranda, sitúa a Dionisio de Aranda en Méjico,
donde otorgó varios vales de dineros a vecinos de la ciudad de Querétano y que
en esta fecha debían de haberse cobrado y remitidas las cantidades a España.
Dionisio
de Aranda fue administrador del Duque de Medina en Lucena
El
resultado, insistimos en ello, son los mínimos documentados, 25 luceneros y
descendientes en el siglo XVI, 7 en el siglo XVII, y sólo 3 en el siglo XVIII,
aunque hemos de decir que este último siglo posee más lagunas documentales que
los dos anteriores. Esperamos completar con nueva documentación en el futuro los que hemos dejado pendientes y las nuevas aportaciones.
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