La historia de la Inmaculada Concepción está ligada
al patriarca San José, puesto que las dos imágenes fueron donadas por el Consejo
de Castilla a la parroquia de Lucena procedentes del reparto de los bienes
del antiguo Colegio de los Jesuitas de Trigueros en 1772 con otros enseres, como
consta de inventario. Sin embargo, la entrega no tuvo lugar, según recogen
los cuatro testimonios que tuvo que levantar el Escribano Público de Lucena en las
cuentas de fábrica por “la turbulencia de
las mujeres”, narrada más extensamente por Francisco Ramón Garrochena en
1785 para el cuestionario del geógrafo real Tomás López:
“…..
fue el mayordomo de esta iglesia, que lo era Don Francisco Ruiz Tronchero, a
traer dichas imágenes, acompañado de un notario, y además de gentes con carros
y cajones para portearlas, y llegando a la iglesia donde estaban y queriéndolas
entregar los cabildos eclesiástico y secular, como tenían mandado, se levantó un motín de casi todas las
mujeres del pueblo contra la misma justicia, carreteros y carros, que les precisó con mucho trabajo salir huyendo
del pueblo por la furia con que los trataban, saliendo algunos y sus bueyes
lastimados, viniendo los señores de justicia acompañando al mayordomo y
los demás, hasta sacarlos del pueblo mucha distancia y ponerlos en seguridad,
para después ver lo que se pudiera hacer en el caso, por no poder hacer la
entrega de dichas imágenes mandadas de dar, lo que en efecto, después se hicieron
diferentes juntas, viniendo algunos sujetos comisionados de aquél pueblo a éste
y se determinó dar cuenta del caso a dicho señor Gobernador del Arzobispado. Y
que pasaríamos por lo que su señoría determinara. Y fue que mandaría hacer dos imágenes
a su satisfacción, bien costeadas, a cuenta y costa del dicho Tigueros, que
a su costa fueron colocadas en esta iglesia, con intervención de dicha señoría,
con lo que quedamos todos satisfechos y agradados cada pueblo con sus
imágenes”.
La fecha exacta de la
colocación de la imagen, según las cuentas de fábrica, fue el año 1778, lo que quedó reflejado con su parquedad
habitual, “Item veinte reales gastados en
la colocación que se hizo de Nuestra Señora y San Joseph”. Sin embargo los
datos que poseemos se contradicen con esta fecha. En efecto, el nicho del altar
de la Pureza fue agrandado en 1775 por
orden de D. Francisco Ruiz de Cabrera
y Doña Antonia Carrasco y Ximénez,
quienes manifestaron ante el escribano público de Lucena:
“Una imagen de la Purísima Concepción
como de dos varas de alta, de la que tomó medida de su fondo, ancho y alto D. Joseph Gómez, tallista y vecino de la
ciudad de Moguer, y en su virtud…… se obligó a agrandar el nicho del retablo de
otra imagen pequeña del mismo misterio, para colocar la imagen grande,
haciéndolo adornar, assí el nicho, como el retablo, con madera y talla, para
mayor decencia, y asimismo a cuidar de los manteles y demás ornato de su
altar…”.
El trabajo se hizo con la imagen manifestada ante el tallista y
el escribano público, y la tasación de ambas
imágenes fue realizada por Antonio
Guisado, padre del autor del altar Mayor de Lucena, en 1774 por valor de
2900 reales, por lo que la fecha de 1778 debe ser considerada como la de la
consignación en cuentas.
En
los inventarios de 1790 y 1866 la Inmaculada continúa ocupando el altar de la
Purísima. Una adición al inventario de 1878 recoge el traslado al altar denominado
Sagrario Nuevo, su emplazamiento
actual, bajo la habitual formula de parquedad: “Retablo pintado y dorado. La
Purísisma concepción dorada y un manto…”. Desconocemos el origen de
este retablo hubo de ser recortado en su parte superior previo a su colocación,
y ha sido catalogado hacia el último cuarto del siglo XVIII. En el mismo
sentido, la Capilla del Sagrario, fue
solada, remodelada y se le colocó la reja en 1860 sin que se cite el altar, por
lo que debió ser colocado entre esta fecha y 1878.
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