domingo, 7 de enero de 2018

Apoyo a los Dominicos de Niebla para fundar el Convento.

En alguna ocasión hemos mantenido que cuando los regidores de Lucena, y los luceneros, se enteraron de la erección del Monasterio de la Luz a fines del siglo XV debieron pensar que le venían encima las diez plagas de Egipto. No sólo se opusieron con todas sus fuerzas, con el apoyo del Duque y la villa de Niebla, ocuparon la heredad y se comieron la cebada, hasta el punto que los frailes no hallaron nada con que cobijarse. Con el paso de los años, las relaciones no parece que mejoraran mucho.

La oposición de villas y cabildos a muchas fundaciones parece que fue una tónica habitual en la modernidad por el hecho de acaparar riqueza y la exención de impuestos de sus bienes. Lo que no es tan habitual es que la oposición partiera de los propios eclesiásticos y el vicario de la villa de Niebla, que debieron pensar algo similar, puesto que aluden a que “se les quitará parte del provecho”, es decir, que tocarán a menos en las limosnas y las donaciones.
El Consejo de Lucena, que mantenía continuos enfrentamientos con los frailes de la Luz y que no los querían ni en pintura, no verá con malos ojos en 1578 la fundación de un convento de la Orden de Santo Domingo en Niebla, manifestando una curiosa carta de poder firmada por el Consejo y los más principal de la sociedad del lugar para el Arzobispado de Sevilla. La transcripción es la siguiente:

“.... que en la villa de Niebla, cabecera y Condado, se haze, y ha hecho un monesterio y combento de frayles dominicos de la Orden de Señor San Pablo, y el vicario y clerezía de la dicha billa de Niebla les ystavan que no lo hagan por razón de dezir que la dicha billa de Niebla es pueblo mediano y tiene poca gente, y tiene çinco parroquias. Y si se haze el tal monesterio les viene a ellos mal y daño, por qué se les quitará parte del provecho. Y por qué es muy útil y porvechoso, y dello se redunda mucho bien para las ánimas, y ansí para confeçiones, como de sermones y práticas espirituales en aber y hazerse el dicho monesterio. y para que venga en efecto y no se deje de hazer, otorgamos y conosemos que damos y otorgamos todo nuestro poder cumplido libre e llano.... a Melchor de Arias......  para que acuda al Arzobispo de Sevilla y su provisor, y jueces... y pueda alegar y alegue razones pidiendo se haga el dicho combento y para todos los demás (autos), demandas e pedimientos, requerimientos, çitaçiones....”


Firman la petición Juan de Herrera y Diego Rodríguez Mocho, Alcaldes, Antón Martín Hilazo y Juan Pabón, Regidores, y Alonso Díaz, procurador del Consejo. Y los vecinos Hernán Martín Gavilán, Antón Rodríguez Mocho, Cristóbal Hernández, Pedro Gómez, García Pérez Jurado, Miguel Ramírez, Antón González, Bartolomé González, Juan de Lepe, Juan Ruiz, Diego Rodríguez Estrada, Marcial Quintero, Marcos Domínguez, Juan Barrera, Gonzalo Martín Fraile, Pedro Sánchez, Martín Rodríguez el Viejo, todos vecinos del Lugar y estando juntos de un acuerdo y conformidad. Testigos Diego Martín Camacho y los padres Diego Millán, presbítero, y Hernando Rodríguez Camacho. Firman los que supieron firmar.

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