El final de la dictadura de Primo de Rivera en Lucena
del Puerto coincide con un periodo de inestabilidad política y de ciertas
paradojas en las que es necesario detenerse por las implicaciones políticas que
acarrean, ya que Lucena del Puerto tuvo dos alcaldes republicanos antes de la
proclamación de la República.
La historia es larga y arranca con la corporación de
1926, presidida por d. Diego Gómez Cruz,
que fue reelegida por 123 votos a favor por el procedimiento de firma o dos “testigos a ruego”, para los que no saben escribir, en el denominado plebiscito
municipal. Sin embargo, apenas unos meses después se produce la dimisión del Alcalde,
según manifiesta por motivos de salud, que es acompañada por la de todos los
concejales a los que el Secretario municipal debe apercibir que no está
facultado para recibirlas, elevando consultas al Gobierno Civil. La dimisión es
finalmente aceptada en diciembre de 1928, ocupando el cargo de Alcalde d. Vicente Pérez Moro, pero de nuevo se
produce las dimisiones de los concejales d. Alfonso Regidor Cantalapiedra y d.
Vicente Moro Moro, que tampoco procedían según el Secretario Municipal.
El puesto de concejal del dimitido Alcalde fue ocupado unos meses después
por Manuel Antonio Reales Carrasco, conocido republicano, como después
veremos, y designado a la postre Alcalde
en enero de 1929 con dos votos en blanco. Como quiera que la dimisión de los
dos concejales anteriores no fue aceptada, ambos se dirigieron al gobierno
civil, dando cuenta de ella al pleno el 18 de enero de 1929. Sus puestos fueron
ocupados en febrero por d. Jerónimo Garrido Moreno y d. José
María Cantalapiedra Martín, también conocidos republicanos. Aún se
asiste a una dimisión más, la de Juan Domínguez Pulido, que quedó vacante,
todas ellas relacionadas con la elección del nuevo Alcalde, y probablemente su
carácter republicano. Las actas, sospechosamente, se interrumpen hasta
septiembre en el libro capitular, sin faltas de origen, reanudándose posteriormente
tras la rehabilitación del secretario José Regidor Mora, absuelto de los cargos
de malversación que se le imputaban.
En febrero de
1930 se produce la constitución del último Ayuntamiento, tras la dimisión del
dictador Primo de Rivera y tras la formación del Gobierno Berenguer, en enero
del mismo año. La vuelta a la normalidad constitucional, según se pretendía, se
realizó mediante el Real Decreto del Ministerio de la Gobernación de 15 de
febrero, que en su artículo 9 establecía el nombramiento de cinco exconcejales
de los años 1917-1922, y los seis mayores contribuyentes. La votación, con los
antecedentes que hemos expuesto, estuvo reñida, “mayoría absoluta, o sea, seis votos a favor de D. Francisco García
Garrido y cinco papeletas en blanco”. Le acompañan en la corporación los tenientes alcaldes Nicolás Garrido Moro,
inhabilitado el año antes, y ahora rehabilitado, y Manuel Pascual Torres
Regidor, ambos, con el Alcalde, la vieja
guardia del Partico Conservador en el poder desde 1909. En el acta, los
concejales d. Juan Reales Carrasco y Don Antonio Pulido Ruiz formulan protesta
y reclamación, y aunque se reservan los motivos, esta debió prosperar, puesto
que en la sesión de 19 de Mayo de 1930 se recoge lo siguiente:
“el objeto de la misma era dar posesión de
concejales a los vecinos de la villa d. Vicente Pérez Moro y d. Manuel Antonio
Reales Carrasco, los cuales han de ocupar los puestos de d. Diego Gómez Garrido
y d. Vicente Moro Moro. Además queda una vacante de concejal por haberla
renunciado d. Manuel Morales Gómez, la
cual corresponde cubrirla al vecino de esta villa d. Diego Vivas García, toda
vez que es el cuarto mayor contribuyente.......”.
Seguidamente se procedió de nuevo a la constitución del Ayuntamiento y a
la elección de Alcalde y “resultó elegido
por nueve votos a favor y dos en blanco d. Juan Reales Carrasco”,
y con igual resultados los dos tenientes de Alcalde, d. Diego Vivas García
y d. Manuel Antonio Reales Carrasco.
El 12 de Agosto se efectúan unas diligencias para cubrir dos vacantes,
por las dimisiones de Antonio Pulido Moro y Francisco García Garrido, debiendo
nombrar dos nuevos concejales, Antonio Moro Guerrero y Vicente Moro Moro. En la
sesión siguiente, de 14 de agosto ambos exconcejales comunican “haber tomado posesión de los cargos de juez
municipal y suplente fiscal municipal” y se produce la dimisión de Vicente
Moro por encontrarse imposibilitado, quedando su vocalía vacante.
Las actas a partir de este momento poseen algunas lagunas. En la sesión
de 15 de marzo de 1931 se da cuenta de una Real Orden de Gobernación sobre el
número de concejales electos en las próximas elecciones conforme a la ley
electoral de 1877, fijándose este número en 9. Por consiguiente, según la
documentación, entre 1928 y 1931 Lucena del Puerto tuvo cinco alcaldes, dos de
ellos conocidos republicanos, además de una nutrida representación de esta
filiación en el Pleno.
Tras las elecciones del 14 de abril y la huida del Rey Alfonso XIII,
la sesión constituyente del nuevo ayuntamiento el 17 de abril elige Alcalde a José
Vivas Pulido, por los seis concejales que tomaron parte en la elección, ya
que los tres concejales monárquicos “protestaron
del presente acto y se retiraron”. Son elegidos tenientes de Alcalde
Jerónimo Garrido Moreno y Antonio Moro López, el primero de ellos, con
José María Cantalapiedra Martín, supervivientes de la corporación del año
treinta, y un viejo conocido, Cornelio Ruesga Vivas, transformado ahora
a la progresía. José Vivas Pulido era también conocido en política, Alcalde en
la corporación de julio de 1909, y concejal entre 1909-1911 y 1929-1930, podría
ser uno de los convertidos primero al liberalismo y posteriormente al
republicanismo de los hermanos reales de ascendencia radical.
No obstante, la proclamación de la República no estuvo exenta de
tensiones. Según informaciones orales recogidas, Antonio y Juan Reales
proclamaron la República entre el 14 y el 15 de Abril en un ambiente festivo,
como en otras localidades de la provincia, recorriendo la localidad con una
bandera republicana bordada por las mujeres del pueblo y acompañados de la
banda de música de Bollullos. En el intento de izado de la bandera republicana
en el balcón del Ayuntamiento, pese a la presencia del hasta ese momento
Alcalde, hubo cierta tensión con los concejales monárquicos, un episodio que se
recuerda, pero no muy claro ni en la forma, pues unos mantienen que fue una
llamada de atención y otros un forcejeo, ni en el lugar, la plaza, un casino, o
el balcón municipal. La orden de izado de la bandera republicana fue dada por
el primer Gobernador Civil provisional nombrado ese mismo día, Ramón González
Peña, secretario general del sindicato minero.
No
debe resultarnos extraño, pues, que una de las primeras visitas institucionales
del nuevo Gobernador Civil de la Provincia, Victoriano Maesso, fuese a nuestra
localidad y Bonares, y que fuera recibido a la entrada de Lucena con arcos,
vítores y cohetes. Tras el discurso en el balcón del Ayuntamiento fue izado en
hombros y aclamado como “el gobernador de
los obreros”, y el comité
republicano local, con su vicepresidente al frente, d. Antonio Reales, le
ofreció un “lunch” en su casa y un
refrigerio en casa de d. Juan Vivas y Vivas.
Al finalizar el día, “una
simpática mujer del pueblo, Antonia Pulido, tuvo el gesto de regalar al señor
Maesso un hermosísimo clavel, haciendo lo propio con sus acompañantes, regalo
este que todos agradecieron a la señora donante”.
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