domingo, 13 de marzo de 2016

La capellanía de Sebastián de Roxas en Bonares

 Dedicado a mi amigo José García, Pepe el Carnicero,
como reconocimiento al buen hacer en su blog.


La documentación de protocolos de Lucena contiene abundantes referencias al lugar de Bonares, con el que siempre se han compartido más cosas que creen la mayoría de sus vecinos. Los contratos de toda índole son su referencia habitual y la documentación más numerosa, y esta no distingue orígenes. No es habitual que la fundación de una capellanía se realice en otra localidad, aunque en esta ocasión había una razón poderosa para ello.

En 1731 don Sebastián de Roxas, escribano del reino y público de cabildo del lugar de Bonares, otorga una escritura  ante Juan Díaz de la Cruz, su homólogo de Lucena, manifestando,  

“fundar una capellanía de misas para el mayor culto divino, y que este sea aumentado, y más ensalsado, quiero fundar, como de presente fundo, una capellanía de misas resadas por el anima de mis padres y la mía, y respecto que Dios nuestro señor será servido y las ánimas resevirán más sufragios en ello...."

No quería dudas el amanuense ni sobre la legalidad de la misma, ni sobre su voluntad, y buena prueba de ello son los bienes de dotación que constituyen una auténtica fortuna, a saber:

-   Una suerte de tierras de pan sembrar de 48 fanegas en el sitio de la Laguna de Doña Elvira y arroyo del Moro, término de Niebla, libre de tributos, excepto cien ducados de principal, de un censo redimible al convento de Santo Domingo de Guzmán de la Villa de Niebla.
  Otra suerte de 30 fanegas de pan sembrar al sitio de la Raya, término de Bonares, lindante con el bosque de Millares del Duque de Medina Sidonia, que cabecea con el camino que va allí desde Bonares. Posee un cargo de 6 reales y medio de tributo que se pagan al patronato que en la ciudad de Moguer instituyó Diego de Orozco.
-  Otra Suerte de 12 fanegas al sitio de la Raya, término de Bonares.
-  Otra suerte de 3 faengas más en este lugar de Bonares, sitio de las Reperuelas.
-  Otra suerte de 2 fanegas al sitio de la Parrilla, lindante con el arroyo del Pilar.
-  Y una fanega de tierra “cañamal al sitio de la Posilla, con cuatro pies de olivos y nueve estacas de lo mismo, puestas en dicha tierra”, que linda con el callejón de la Fuente Gorda y con la gavia del Égido.
  
Y más adelante añade “que si alguna posesión de las referidas faltare, daré otra equivalente en su lugar”

A cambio, instituye la obligación de decir 15 misas cantadas, de las de a cuatro reales, y cincuenta misas por el ánima de sus padres, la suya propia y la de sus deudos, en el altar del Santo Cristo, adquiriendo la obligación subsiguiente de apuntarlas en el libro de Colecturía de la parroquia de la Asunción. Nombra por primer capellán al bachiller don Alonso de Roxas Guerrero, su hermano, clérigo de menores órdenes, y ordena, en un largo alegato, el orden de sucesión para la ocupación del cargo a la muerte del mismo: 

“.... a de subsederle los hixos, nietos. y descendientes de mi, el dicho fundador, y a falta de estos, sucedan en dicha capellanía los hijos de doña María Salomé de Roxas, y después de doña Teresa, doña Inés, doña Francisca y doña Manuela de Roxas, mis hermanas, ..... y después los hijos de don Andrés de Roxas….  y a falta de estos, los de don Joseph, don Julian de Roxas, mis hermanos, con tal que después de la vida del primer llamado a esta capellanía, y la de un hijo mío si llegare el caso de tenerlo, en esa dicha capellanía los demás capellanes an de ser obligados de decir las dichas cinquenta misas …. en cada un año y a falta de estos llamados, subseda en dicha capellanía los parientes más cercanos, prefieriéndose el mayor al menor, y escogido dos o tres en un grado, lo sea el más pobre y virtuoso y de más capacidad en el estudio, de forma que no se escluia a los dichos mis desendientes por dársela a otro estraño. Por que mi voluntad es que sean previlegiados mis desendientes, de mis hermanas y hermanos, y que los capellanes que subsediesen en esta capellanía la puedan tener por adjudicación, aunque esté en la cuna sin poder obligarle a ordenarse asta la edad necesaria, y si algún pariente mio o demás desendientes se ubiere colado dicha capellanía y la estuviere ordenando de epístola de treinta años, dicha capellanía pase a otro capellán, y si alguno de los capellanes aquí nombrados estubiere impedido o enfermo quiero y tengo por bien gose del venefatitud (sic) dándoze por dichas las expresadas misas”.

Nombra por patronos de la fundación a don Manuel de Rojas y doña Francisca de los Reyes, sus padres, y cuando estos faltaren, sus hijos, descendientes y hermanos, y, a a falta de ellos, al cura que ocupase la Parroquia de Bonares o al escribano de cabildo, por lo que no ha de quedar nunca vacante. De la misma manera, suplica  se de traslado de todo ello al Provisor General del Arzobispado de Sevilla, para la aceptación.  En un documento posterior, también ante Juan Díaz de la Cruz, de enero de 1732, conocemos ya de este hecho, puesto que don Andrés de Rojas, su hermano, agrega una nueva posesión a la capellanía, un millar y medio de viñas al sitio de Valhermoso, con cargo de 55 reales de tributo:

“habiendo agregado dicho censo a la capellanía perpetua de misas que fundó el dicho Don Sebastián de Roxas, se me pide por parte del licenciado Don Alonso Guerrero, clérigo de menores y capellán perpetuo de dicha capellanía, reconozca dicho censo y conociendo ser de justicia, como poseedor que soy de dicha viña, sierto y savedor del derecho, y del que en este caso me toca y pertenese, digo que sin alterar ni ynobar en nada dicha escritura…. que reconosco por dueño y señor de dicho censo a la dicha capellanía y a su capellán…”

Sin entrar en la valoración, una fanega de tierra calma se valora entre 11 y 16 ducados en estas época en las escrituras de dote, según calidades, una de viña entre 20 y 30, según sea nueva o vieja, y una de cáñamo en más de 40, es importante notar que estas tierras, 96 fanegas del marco sevillano y millar y medio de viñas, eran sustraídas a la tributación. Este hecho motivó desde antiguo quejas y críticas airadas  de vecinos y cabildos que pierden dinero y tocan a má en los repartos de pechos. Es más, en nuestra comarca y en este periodo, tenemos buenos ejemplos de amortización de tierras y consumo de riqueza en manos eclesiásticas en  Beas y Lucena, donde rondan la propiedad de una quinta parte de los términos municipales, y más de la mitad de la superficie cultivada. Ejemplos similares hemos rastreado en Niebla, y los indicios para este municipio y  Bonares, entresacados de la documentación de desamortización,  apuntan al mismo sentido. Ya advertíamos hace unos años que habrá que revisar en el marco de esta comarca el resultado de la piedad popular en la propiedad que, desde luego, parece excesivo y muy importante.

En el aspecto social, el documento habla por sí sólo. Aquí vienen al caso las  palabras de Cevallos (El Arte real, 1625)  "si el seglar deja hijos, raro es que alguno no se ordene eclesiástico: si no deja, hace un vínculo con toda su hacienda o funda capellanías o memorías, con lo que consumen toda".  Esto era lo habitual, dotar y dejar a los familiares asentados, aunque se esté en la cuna, como manifiesta Rojas, hasta el punto que, con el tiempo, seguro que tendremos ocasión de comprobarlo, acabaron nombrando las capellanías por el nombre de sus detentadores, los Rojas en Bonares, los Lobatos en Beas o los Cabrera en Lucena. Ni que decir tienen, que esta es una manera también de escalar en el estamento eclesiástico, a través de estas importantes rentas, que en este caso podrían rondar una valoración de capital de entre los 1200 y 1500 ducados y una renta anual importante, muy superior al coste de los 200 reales de las misas en en mejor de los casos (considerándolas a cuatro reales).

Dada la ausencia de documentación moderna en el Archivo Municipal de Bonares, destruida en su totalidad, nos ha parecido pertinente incluir este documentos en un blog de historia de Lucena a la par que homenajear el trabajo de nuestro amigo José García. El esfuerzo no es vano, compartimos algo más que historia, archivos y documentos

Manuel Mora Ruiz.


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