domingo, 12 de junio de 2016

La feria de la Luz.

Existen pocas dudas sobre la fundación del monasterio de Santa María de la Luz de Parhilena en lo que fue la casa de Diego de Oyón y María de Cárdenas, aspecto este que ha interesado, por la abundancia de documentación, a numerosos historiadores entre los que me incluyo. Por el contrario, nuestra patrona ha despertado  poco interés, tan poco que casi nadie recuerda que fue su devoción y culto el objeto de la fundación del único monasterio del algarve andaluz.
Aparición de la Virgen de la Luz
mediados del siglo XVII
Y es que hemos de recordar que el propio testamento de Diego de Oyón recoge expresamente que la fundación se llame Santa María de la Luz. Los frailes recogieron el testigo tempranamente puesto que tres años exactos después de la erección canónica del monasterio, sabemos por el cuadro de la aparición de la parroquia que:

“El día 25 de marzo de 1503 dos mancebos que dijeron llamarse Gabriel y Rafael entregaron a la comunidad la Ymagen de Nuestra Señora de la Luz y desaparecieron”.

El párroco Francisco Ramón Garrochena en el siglo XVIII recoge que “fue traída por misterio de ángeles y entregada a dicha comunidad, la que para memoria del caso la conserva en un escrito impreso y un cuadro pintado en la sacristía”.  La leyenda debió ser documentada de alguna manera al padre Ángel Ortega, quién la recoge narrada más extensamente por el primer prior Juan Bautista de Siruela:

“Por los años de 1503, siendo prior el padre Juan Bautista de Siruela, estaba el monasterio en fundación. Sucedió el verse con muchos temores y tribulaciones por ser opuesta al duque de Medina Sidonia, señor de la tierra, y a su ejemplo otros vasallos de la misma. El santo prelado pedía a Nuestro Señor Luz para obrar en todo su divina voluntad. Cuando mayor era su tribulación, una mañana de diciembre, antes de amanecer, llamaron presurosamente a la portería, y abriendo el mismo prelado sintiese como cegado por una luz… Era una imagen de la virgen que presentaban de regalo al monasterio, dos mancebos, para que allí fuera venerada con título de Nuestra Señora de la Luz. Llevada con toda devoción a la iglesia, no parecieron los dichos mancebos…. Con esta aparición se sosegaron los pueblos, y se admiraron todos de ver tal hermosura, y comenzaron a tenerle devoción; con lo cual y la ida a la corte de este prelado, cesó toda emulación”

Arteaga tomo la leyenda de Fray Felipe de Santiago, también profeso en la Rábida e historiador del mismo monasterio del siglo XVIII. Por él sabemos que el señor que aparece arrodillado al lado de los frailes Jerónimos es el curtidor Pedro de la Cruz, perseguido por la justicia y vecino de Villarrasa, el cual recibió una imagen idéntica para su pueblo, la Virgen de los Remedios, con el encargo de construir una ermita y un hospital. También recibió la noticia de la entrega de la Virgen de Parchilena. 
La comunidad jerónima estamos firmemente convencidos de que era consciente de los problemas de la fundación del monasterio en nuestra localidad e intentó, sin ninguna duda, vincular el sitio a una imagen ciertamente graciosa, de una virgen niña con el redentor en sus brazos, dulce y  amorosa. La imagen de pasta de papel seriada y de un muy posible origen granadino, atribuida a Huberto Alemán, no debemos de perder de vista que constituye el colofón de la victoria del pleito de Parchilena, cuya noticia se recibe, según Carta de fray Juan de Siruela;

“la bíspera de la Candelaria nos entregaron a Santa María de la Luz de Parchilena por sentençia del alto Consejo y firmada de los reyes, nuestros sennores, y diéronnos un juez para que nos hiziese pagar los muebles e frutos e rentas”.

La Candelaria es la fiesta de la Luz, y aunque la festividad finalmente elegida para nuestra patrona fue la de la Virgen de agosto, de lo que poseemos numerosas pruebas, es posible que esta no fuera la única fecha de celebración. En efecto, ahora poseemos la prueba definitiva de una feria en Parchilena en el primer cuarto del siglo XVII y el documento que la data se firma el 3 de Febrero de 1632, el día siguiente de la Candelaría:

“Sepan quantos esta carta vieren como el Licenciado (Bartolomé) López de la Calle, vezino que soi de la villa de Niebla, y arrendador mayor que soi de las rentas mayores que llaman de por masa, de este lugar de Lucena, donde al presente estoi, otorgo que arriendo y doi en arrendamiento a Francisco Díaz Lucena, vezino deste dicho lugar, es a saber, el rramo de la mersería pertenesiente a las dichas rrentas en el qual dicho rramo entra alcabala, pezos y medidas de todos los vezinos de fuera que binieren a bender a este lugar y a la feria de nuestra Señora de la Luz, paños, bestidos fechos, lienzos, jubones, sedas y botones y todo genero de mercería y espesería, cantaros y ollas, tosino y miel, estereros, gallineros y tenderos y buchaneros y todo lo demás que a este dicho ramo tocare sin que tenga que ver con el pescado y aseite, que estos son ramos de por sí. Y asimismo, pueda dar medidas y correjulas a todos los bezinos que forasteros que  bendieren bino y otras cosas en el término y limitazión de este lugar.....”

El precio de sesenta reales no hacía el contrato especialmente atractivo, aunque el ramo de la mercería era anual y se prologaba durante el resto del año. Las fechas no pueden ser una coincidencia y para nosotros es evidente que el trato probablemente se fraguó en la feria y que esta no era nueva, por el tratamiento que tiene en el propio documento.
En el otro orden de cosas no parece que esta feria sea la romería que documenta la memoria oral por la propia tradición de bendición de los campos y cosechas que se realizaba en agosto, al igual que los toros y alguna de las venidas de la virgen a la localidad que se documentan en la misma fecha.

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